martes, 30 de noviembre de 2010

Sobre los tejados

Cierra los ojos, muy fuerte. Deja el tiempo pasar mientras los 
granos de arena ocupan su lugar.
Es de noche y has salido al exterior. No hay luces, no hay ruidos, 
no hay nadie más allí que tú.
Sigues con los ojos cerrados, pero los abres una vez fuera.
Entonces alzas la cabeza. ¿Te habías dado cuenta de lo increíble que es?
Un mar de oscuridad que se extiende más allá de lo que comprende nuestro entendimiento.
Miles de estrellas que iluminan con su sencilla luz la existencia del planeta.
Y están ahí, en el mismo lugar cada noche, esperando a ser admiradas, esperando a que levantes la mirada y disfrutes.
No lo dejes escapar.


martes, 23 de noviembre de 2010

You may say I'm a dreamer, but I'm not the only one

Erase una vez, una niña que quería volar. Siempre había envidiado a los pájaros, a las águilas. Libres, elegantes y majestuosas. Quería sentir el viento sobre su piel, escuchar el viento entre su pelo y cerrar los ojos confiando en que flotaría hacia donde quisiera. Donde pudiera sentirse libre. Al crecer quiso tener un lugar donde no tener que pretender ser nadie. Donde pudiera vivir tranquila con que todo estaría bien siendo justo como es. Tal vez era demasiado idealista, o soñadora, o romántica. Pero sabía que las cosas nunca serían como ella soñaba.
Por eso estaba dispuesta a construir ese lugar.
Por eso decidió cambiar las cosas que no le gustaban. Dejaría de hacerlas, sencillamente. Aunque los demás no las consideraran adecuadas. O parecieran disparatadas. O no tuvieran sentido. Saltaba en la cama, cantaba en la ducha, sonreía a la gente por la calle, les decía hola. Escuchaba lo que las personas tenían que decir, las hacía sentir importantes, que contaban. Respetaba el silencio, y reconocía el valor de una palabra bien dicha, en el momento exacto. Siempre toleraba a los demás y desarrolló esa paciencia que tanto admiraba. Siempre se guiaba por lo que pensaba, pese a lo que los demás opinaran. No le importaba. Se equivocaba, dudaba, muchas veces intentaba hacer lo que sabía que estaba bien y fallaba, pero no se rendía, porque tenía un objetivo, y estaba decidida a conseguirlo, costase lo que costase.


Porque al final, las cosas tienen el valor que uno quiera darles, y sólo cuenta si das de ti mismo lo mejor.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Closed



El cielo está cubierto. Tú te miras reflejado en el cristal del coche que hay más allá.
Suena a lo lejos el rumor del tráfico, pero estás demasiado absorto en lo que piensas.
Lo que piensas y no dices. Cierras los ojos y una ráfaga de viento pasa entre nosotros sin que me mires ni siquiera.  Me gustaría saber que pasa por tu cabeza en este instante.


domingo, 14 de noviembre de 2010

These words in my head


Escribo en papel, al ritmo que marca mi muñeca, siguiendo con la mirada las suaves curvas de mi caligrafía, desigual, inconstante, sólo mía. Como mis propios altibajos. Y pienso en todo lo que se puede decir, el valor de las palabras. Escritas en papel, firmadas, dirigidas de alguna manera u otra a una persona que tal vez nunca llegue a leerlas.  Palabras dichas. De frente, con franqueza. Sin querer herir, provocadoras, sencillas, o que han querido ser escuchadas desde hace tiempo. Palabras cantadas con fuerza, con sentimiento, nunca dejadas al azar, siempre precisas. Siempre con una intención.
O palabras no dichas, no escritas. Palabras sentidas. Transmitidas por una mirada en silencio, por un roce o una caricia cómplice. Las palabras pensadas, o las inconscientes.
Una canción escuchada por casualidad.
Pero, ¿sabes? Nunca he creído en las casualidades.