martes, 31 de mayo de 2011

Meses y alguna tontería

Voy pensando cómo decirle a la primavera que se detenga, cómo parar el tiempo que no quiero que se desperdicie, y que inevitablemente éste lo haga. Parar las gotas de lluvia que caen, sabiendo que nada evitará que resbalen por mi cara. Dándole la vuelta a mil sonrisas para que un día más, sea yo quien les dé significado. Puede ser ingenuidad, pero mentiría si dijera que no quiero que las cosas sean así. Si me paro aquí puede que no vuelva a este punto nunca más. Pero me cuesta tanto abrirme y no sentirme vulnerable, que se me hace mucho más sencillo girar la cabeza y mirar hacia otro lado.

Así que no me rindo, todavía no.


lunes, 23 de mayo de 2011

- Sarah, ¡cuidado! - He sido generoso, hasta ahora... Pero puedo ser cruel.

- ¿Generoso? ¿Qué has hecho que sea generoso?

- ¡Todo! Todo lo que tu quisiste que hiciera. - Pediste que me llevara al niño; y me lo llevé. He cambiado el orden del tiempo. He vuelto el mundo del revés y todo lo he hecho por ti. Estoy agotado de vivir según lo que tu esperabas de mí. ¿No es eso generosidad?

- Por increibles peligros e innumerables fatigas... me he abierto camino hasta el casillo más allá de la ciudad de los goblins...
Porque mi voluntad es tan fuerte como la tuya...y mi reino igual de grande...

- ¡Basta! Mira Sarah, mira lo que te estoy ofreciendo, tus sueños. Te pido tan poco... tan solo témeme, ámame y yo seré tu esclavo...

- ...y mi reino igual de grande... ¡Demonios nunca consigo recordar ese párrafo...!

- Tan solo deja que te gobierne y podrás tener todo lo que tu quieras...

- No tienes poder sobre mí...




sábado, 7 de mayo de 2011

Cosas del pensar demasiado

Aquí , acostada y mirando el techo. Un punto fijo, que así como si nada, me parece lo más interesante del mundo. Tiendo a dejar que el tiempo transcurra. Me pierdo en cosas que no saldrán nunca de mi cabeza. Aunque todos queramos hacer algo que llegue, que trascienda, que haga que otra persona quiera ser mejor.  Algo que de la vuelta a nuestra vida.

Algo pasa que nos hace cambiar, despertar. Será cosa de las emociones humanas.

Ilusionémonos una vez más.


domingo, 1 de mayo de 2011

Uno de mayo

En fin, hoy es el día de la Madre. Gracioso. ¿Día de la Madre? ¿Puede haber eso realmente? Para mí, cada día es el Día de la Madre, y del Padre, y de los Hermanos, y de los Amigos (etc.) Pero bueno, como iba diciendo... Desde hace poco tiempo que me doy cuenta del gran trabajo que llega a realizar una madre, la mía en particular. Siempre la he valorado por todo lo que yo veía que hacía, que no es poco; pero desde que vivo sola comprendo de una manera más amplia y completa lo necesaria que es y cuanto la echo en falta. No sólo en lo referente a labores domésticas, que, sinceramente, no sé como a estas alturas no se ha vuelto loca, sino al apoyo que siempre he recibido por su parte. Poder volver a casa y saber que está ahí, escucharla comentar cualquier cosa con mi padre en la cocina, que me despierte tirando de la colcha de la cama, aunque lo odie. Sentarme con ella después de comer y contarle como me ha ido el día, quejarme de algún profesor o simplemente escuchar las noticias juntas. Ir en el coche, ese momento en que empiezo a hablar y lo suelto todo, sin darme apenas cuenta. Recuerdo las tardes antes de un examen, cuando me ayudaba a estudiar, o cuando cocinábamos los domingos, esa obsesión que tenía de pequeña de fregar los platos con ella en la cocina. Como me hacía comprender que no siempre lo que queremos en un determinado momento es lo que más valoraremos después de un tiempo.
Siempre he tenido una conexión especial con mi madre, creo que es la única persona que de verdad me conoce. No diré que me comprende siempre, porque no es así. Pero sabe en qué momentos necesito cariño, cuando necesito que sea menos crítica de lo que ya soy yo conmigo misma, o cuando me hace falta un buen tirón de orejas. Siempre me ha enseñado a seguir lo que pienso, a creer en mí misma y a no rendirme. Esfuerzo, tolerancia, comprensión, saber escuchar. Hay tantas cosas que he aprendido de ella a lo largo de mi vida. 
Si bien es verdad que no siempre nos llevamos bien, es porque nos parecemos demasiado y a la vez somos totalmente diferentes. Las más grandes peleas que he tenido nunca han sido con ella, pero el sentimiento de perdón y cariño que me ha devuelto después han sido proporcionales. Siento que siempre puedo contar con ella, aun cuando las cosas no van bien.  Hoy no estaré en casa, igual que los últimos ocho meses, y aunque hable con ella todos los días no siento la calidez de sus abrazos por las tardes, ni su perfume. Y la echo terriblemente de menos. 




Un gracias nunca será suficiente