miércoles, 27 de julio de 2011

Shakespeare Globe

Al salir del teatro la luna estaba ya alta en el cielo y la lluvia había empezado a caer.
Me acerqué al Támesis, que en la negrura de la noche brillaba, reflejando la luz de las farolas.
Escuchaba la gente que pasaba a mi alrededor, oía las gotas de lluvia sobre mi paraguas.


Me sonreí a mi misma, y seguí caminando.