jueves, 30 de mayo de 2013

Rome 2013


Hace un par de meses cumplí twenty-one primaveras, y debido a que terminaba las prácticas del curso y con excusa de mi cumpleaños, me escapé cinco días a la capital italiana con dos amigas.

Tenemos unos amigos que viven cerca de la ciudad, y como estudiantes que somos, íbamos en plan baratillo, por lo que nos quedamos en su casa esos días. Los billetes nos habían salido muy bien de precio y sólo queríamos pasárnoslo bien y desconectar de todo.


Fontana di Trevi

Hacía ya unos años que tenía ganas de ir a Italia. Cuando terminé primero de bachillerato mis compañeras de clase se fueron de viaje de fin de curso al típico recorrido italiano por las ciudades más representativas del país, y yo, que no fui porque (ni corta ni perezosa) me di el gustazo de pasarme un mes en EEUU,  me quedé con la espinita de ver Roma. Bueno, ¡pues no hay más espinita!





La "ciudad eterna", he de decir, que está maravillosamente descuidada. Tiene maravillas arquitectónicas y arte a tutiplén, museos estupendos, rincones llenos de encanto, una gastronomía que sólo de pensar en ella salivo..., PERO, ¿Por qué está tan sucia?¿Por qué está tan... tan, hecha polvo? No me malinterpretéis, es muy bonita, y en cierta manera, le da un aire bohemio desenfadado, pero no sé, había una especie de cómoda dejadez que no me gustó. Daba la sensación de decir, ¿para qué molestarnos en arreglar nada? 
¡Si los turistas siguen viniendo!



Trastevere
Pese a todo, me encantó el viaje, me encantó la compañía, la comida, los paseos, la amabilidad de los italianos, me enamoré de la Fontana di Trevi, de esa especie de color que tiene Roma, como tostado, y de Roma de noche... de ese aire histórico y lleno de cultura.
El Vaticano me pareció espectacular, y los museos... AY! (Soy un poco psicópata de los museos) El Coliseo, increíble, enorme, espectacular, imponente. Y, y... Trastevere! ¡Que preciosidad! No hay cosa que lamente menos, que haber ido a Trastevere. 
Callejuelas pequeñitas, lleno de 
restaurantes con encanto, iglesias
(eso sí, iglesias, everywhere) en 
una plazoleta inesperada ... 

Museos del Vaticano

Tras la ristra de fotos, que no ilustran ni una mínima parte de lo que vi, porque pese a ser una ciudad relativamente pequeña en comparación a otras que he visitado (Paris, por ejemplo), hay muchísimas cosas que ver. Por todas partes. 
¡No dejéis de ir! 

Sólo un consejo, haced caso de los semáforos.