martes, 14 de septiembre de 2010

Yo, me, mi, contigo.

Y solo seguía caminando. No se detenía. No podía, ni quería hacerlo tampoco.
Iba sin rumbo fijo, pero saboreando el momento anterior a girar cada esquina. Se empapaba de los muros, de los murales pintados aquí y allá por artistas bohemios que expresan lo que les apetece. Frases esporádicas que te hacen reconsiderar temas zanjados, o que te alegran el día. Pequeños rincones olvidados en aquella parte de la ciudad. El sonido de algún músico que practica en un balcón. Una antigua muralla que cobija en su interior miles de historias pasadas, en lo que fue una de las más importantes ciudades tiempo atrás.
Calles de piedra que dibujan mosaicos en el suelo. Una catedral.
Escaleras, escaleras, un viejo anfiteatro semiderruido, más historias,
y entonces… el mar.

3 comentarios:

  1. ohhh y así es donde está viviendo una princesita loca y muy valiente que gracias a dios es amiga mía =)

    ResponderEliminar
  2. Con esta descripción me dan ganas de coger el coche y plantarme por allí. Pero te has dejado algo importante, esa casa encantadora!

    :)

    ResponderEliminar
  3. Un paseo después de un beso enamorado. Así todo te parece precioso.

    Genial post. Te felicito.

    ResponderEliminar