martes, 13 de diciembre de 2011

Sín título

Hay veces en las que por mucho que lo intentemos, no podemos cambiar las cosas.
En esos momentos, podemos sentirnos mal, impotentes, sin destino fijo o ideas claras.
Puede ser que ingenuamente nos agarremos a un clavo ardiendo,
a cualquier tontería que se nos cruce por delante, imaginando que así,
de alguna manera, no nos sentiremos tan perdidos.
Al cierto tiempo, te das cuenta de que no sirve de nada.
Que ese hueco sigue vacío y que por más que quieras
no se llenará por que tú quieras que suceda.
Dicen que el tiempo pone a todos en su lugar,
espero que el tiempo me tenga en su agenda y que se acuerde
de que sigo aquí, esperando.




martes, 25 de octubre de 2011

Insegura

No me gusta sentirme así de insegura, esta incerteza de saber en que piensas cuando callas, y porqué haces lo que haces, cuando no tiene ningún sentido.
Buscarte en esa lista, y llegar a tu nombre, y no poder evitar una sonrisa cada vez que alguien te menciona.

Luego llega otra vez ese sentimiento, y prefiero enterrar todo lo anterior sin compasión.
Aunque tenga que hacerlo cada día.



lunes, 3 de octubre de 2011

Casi se me había olvidado que era eso de querer hacer desaparecer a alguien.
Tenías que venir tú a recordármelo...

martes, 27 de septiembre de 2011

¿ Eternidad ?

Nunca consideré importante que me regalaran una flor.
El momento es bonito, supongo, pero la flor, tarde o temprano, muere.

No me regales flores. 


miércoles, 31 de agosto de 2011

Holidays

¡ Tengo el blog super abandonado !

Y es que soy chica de rutinas. El verano me rompe los esquemas y termino por no hacer nada de lo que quería.
Al principio de este, había hecho mil planes sobre que haría y que no, pero es que las personas somos como esta estación, imprevisibles. 
Al terminar los exámenes, el mismo 23 de junio, me volví a casa, justo a tiempo para saltar las olas junto a mis amigas y abrazarlas otra vez. Esa semana estuve junto a mi familia y mis amigas, pasando los días junto 
al mar y comiendo las maravillosas obras culinarias de mi padre (después de pasarme mucho tiempo cocinando yo, fue un agradable respiro) entre risas y pequeñas peleas con mis hermanos, y largas charlas con mi madre.
Pero claro, como mis veranos no son así, no duró mucho. El día 2 de julio cogí un avión a Londres, donde me pase prácticamente todo el mes. Estuve haciendo un curso de inglés y aproveché para hacer turismo, claro. Pese a que fui con mucha ilusión, no me terminó de gustar tanto como había imaginado. Tiene muchas cosas que ver, y que hacer, pero no está hecha para mi. ¿Demasiada gente?¿Demasiados turistas? No sé, puede, no creo que sea la razón, aunque tampoco sabría explicarla.Allí estuve hasta el día 26, que finalmente volví a casa. Creo que vi todo lo que quería y pude disfrutar de la ciudad. Aunque me quedó clavado el no poder ver Hyde Park más en profundidad, porque la verdad, es que me encantó.

Buckingham Palace

Tower Bridge

London Eye



Al volver, me dediqué a mi familia, ya que no estoy mucho por aquí y luego me lo reprochan. Mis amigas, aunque no estuve tanto con ellas como me habría gustado, creo que también pasamos bastante tiempo juntas y pudimos disfrutar de largas mañanas de playa, de tardes de heladería y noches de patinaje espontáneo.
Por último, el viernes pasado me cogí el tren a Tarragona, donde pasé el fin de semana, para más tarde coger un autobús con mis amigos hasta Vall de Pineta (Bielsa, Huesca) donde pasamos la semana en un albergue. ¿Qué decir de este sitio? Que es increíble, creo que lo resume bastante bien. Pasamos la semana con un tiempo fantástico, dándole un respiro al cuerpo de las temperaturas alicantinas, y disfrutando de ríos de agua helada y caminatas hacia cascadas espectaculares. Vistas de ensueño, largos prados de pasto y montañas majestuosas que nos acompañaban allá a donde fuéramos. 

Presa

Cielo

Prado
Disfruté de esta semana muy profundamente, me ayudó a relajarme y a conocerme más a mí misma, a reconectar con una parte de mí que tenía algo olvidada. Puede que el hecho del taichí matutino ayudara...



PD: ¡ Menuda entrada más atípica !

miércoles, 10 de agosto de 2011

10/08/2011



Porque todos tenemos personas importantes. 
Las conocemos antes o después, pero siempre aparecen. 
En el momento más inesperado o de la manera más común.


Que nos apoyan cuando hace falta, a quienes apoyamos cuando lo necesitan. 
En quien podemos confiar,
con quienes pasamos momentos maravillosos llenos de alegría. 




Gracias 

miércoles, 27 de julio de 2011

Shakespeare Globe

Al salir del teatro la luna estaba ya alta en el cielo y la lluvia había empezado a caer.
Me acerqué al Támesis, que en la negrura de la noche brillaba, reflejando la luz de las farolas.
Escuchaba la gente que pasaba a mi alrededor, oía las gotas de lluvia sobre mi paraguas.


Me sonreí a mi misma, y seguí caminando.

martes, 28 de junio de 2011

Before y Mañana

Y cuando vuelvo a todo lo anterior.
Dejas atrás lo que ha sido tu presente, tu vida durante los últimos nueve meses y lo que sabes, será tu futuro. Pero has vuelto. Y nada es como antes. Porque aunque te gustaría parar el tiempo y que todo siguiera igual, no puedes. Porque todo tiene consecuencias. Porque tomamos decisiones, nos equivocamos, acertamos, tratamos de convencernos de qué es lo mejor que podemos o no podemos hacer y así y todo seguimos sintiéndonos un puzle deshecho. Volver y que nada encaje, buscar tu sitio y no encontrarlo. Y me vuelvo a ir.
Ari, ¿qué te pasa?

viernes, 10 de junio de 2011

Día rojo

Cuando el silencio empieza a hacerse demasiado espeso, y la lluvia es tu única compañera,
en los momentos bajos, en los momentos de tristeza, de agobio, de impotencia, de puro agotamiento.
Echas en falta todo aquello que antes no podías soportar, el sonido de la tele que nadie está mirando, las peleas entre hermanos, las broncas con los padres, las interminables prácticas de la flauta de tu hermana, tener que hacer sieeempre la cama, todas esas cosas.

Sí, puede que exagere, pero como leí hoy, siento que mi vida emocional es una montaña rusa.
¿Y qué le voy a hacer? Pues nada, aguantar hasta que mañana la vida sea maravillosa, me sienta fuerte y que soy capaz de hacer cualquier cosa. ¿Mientras? Ver películas de Audrey metidita en la cama hasta que se me pase el resfriado mascando chicle cual la adicta que soy.

martes, 31 de mayo de 2011

Meses y alguna tontería

Voy pensando cómo decirle a la primavera que se detenga, cómo parar el tiempo que no quiero que se desperdicie, y que inevitablemente éste lo haga. Parar las gotas de lluvia que caen, sabiendo que nada evitará que resbalen por mi cara. Dándole la vuelta a mil sonrisas para que un día más, sea yo quien les dé significado. Puede ser ingenuidad, pero mentiría si dijera que no quiero que las cosas sean así. Si me paro aquí puede que no vuelva a este punto nunca más. Pero me cuesta tanto abrirme y no sentirme vulnerable, que se me hace mucho más sencillo girar la cabeza y mirar hacia otro lado.

Así que no me rindo, todavía no.


lunes, 23 de mayo de 2011

- Sarah, ¡cuidado! - He sido generoso, hasta ahora... Pero puedo ser cruel.

- ¿Generoso? ¿Qué has hecho que sea generoso?

- ¡Todo! Todo lo que tu quisiste que hiciera. - Pediste que me llevara al niño; y me lo llevé. He cambiado el orden del tiempo. He vuelto el mundo del revés y todo lo he hecho por ti. Estoy agotado de vivir según lo que tu esperabas de mí. ¿No es eso generosidad?

- Por increibles peligros e innumerables fatigas... me he abierto camino hasta el casillo más allá de la ciudad de los goblins...
Porque mi voluntad es tan fuerte como la tuya...y mi reino igual de grande...

- ¡Basta! Mira Sarah, mira lo que te estoy ofreciendo, tus sueños. Te pido tan poco... tan solo témeme, ámame y yo seré tu esclavo...

- ...y mi reino igual de grande... ¡Demonios nunca consigo recordar ese párrafo...!

- Tan solo deja que te gobierne y podrás tener todo lo que tu quieras...

- No tienes poder sobre mí...




sábado, 7 de mayo de 2011

Cosas del pensar demasiado

Aquí , acostada y mirando el techo. Un punto fijo, que así como si nada, me parece lo más interesante del mundo. Tiendo a dejar que el tiempo transcurra. Me pierdo en cosas que no saldrán nunca de mi cabeza. Aunque todos queramos hacer algo que llegue, que trascienda, que haga que otra persona quiera ser mejor.  Algo que de la vuelta a nuestra vida.

Algo pasa que nos hace cambiar, despertar. Será cosa de las emociones humanas.

Ilusionémonos una vez más.


domingo, 1 de mayo de 2011

Uno de mayo

En fin, hoy es el día de la Madre. Gracioso. ¿Día de la Madre? ¿Puede haber eso realmente? Para mí, cada día es el Día de la Madre, y del Padre, y de los Hermanos, y de los Amigos (etc.) Pero bueno, como iba diciendo... Desde hace poco tiempo que me doy cuenta del gran trabajo que llega a realizar una madre, la mía en particular. Siempre la he valorado por todo lo que yo veía que hacía, que no es poco; pero desde que vivo sola comprendo de una manera más amplia y completa lo necesaria que es y cuanto la echo en falta. No sólo en lo referente a labores domésticas, que, sinceramente, no sé como a estas alturas no se ha vuelto loca, sino al apoyo que siempre he recibido por su parte. Poder volver a casa y saber que está ahí, escucharla comentar cualquier cosa con mi padre en la cocina, que me despierte tirando de la colcha de la cama, aunque lo odie. Sentarme con ella después de comer y contarle como me ha ido el día, quejarme de algún profesor o simplemente escuchar las noticias juntas. Ir en el coche, ese momento en que empiezo a hablar y lo suelto todo, sin darme apenas cuenta. Recuerdo las tardes antes de un examen, cuando me ayudaba a estudiar, o cuando cocinábamos los domingos, esa obsesión que tenía de pequeña de fregar los platos con ella en la cocina. Como me hacía comprender que no siempre lo que queremos en un determinado momento es lo que más valoraremos después de un tiempo.
Siempre he tenido una conexión especial con mi madre, creo que es la única persona que de verdad me conoce. No diré que me comprende siempre, porque no es así. Pero sabe en qué momentos necesito cariño, cuando necesito que sea menos crítica de lo que ya soy yo conmigo misma, o cuando me hace falta un buen tirón de orejas. Siempre me ha enseñado a seguir lo que pienso, a creer en mí misma y a no rendirme. Esfuerzo, tolerancia, comprensión, saber escuchar. Hay tantas cosas que he aprendido de ella a lo largo de mi vida. 
Si bien es verdad que no siempre nos llevamos bien, es porque nos parecemos demasiado y a la vez somos totalmente diferentes. Las más grandes peleas que he tenido nunca han sido con ella, pero el sentimiento de perdón y cariño que me ha devuelto después han sido proporcionales. Siento que siempre puedo contar con ella, aun cuando las cosas no van bien.  Hoy no estaré en casa, igual que los últimos ocho meses, y aunque hable con ella todos los días no siento la calidez de sus abrazos por las tardes, ni su perfume. Y la echo terriblemente de menos. 




Un gracias nunca será suficiente

martes, 19 de abril de 2011

Días raros

Vestir una vez más una sonrisa disfrazada, que me vean feliz, que todo importe nada.
Y si hay días en los que no tienes ganas de fingir, no salgas de casa. 
Los demás esperan lo de siempre. No doy más de mí misma. 




Trying not to screw it up. 

viernes, 1 de abril de 2011

Nuestra playa

Hoy me han dicho que pertenezco a este sitio, y me han hecho pensar en la razón.
No sé que tiene este lugar. No es gran cosa, de verdad. Pero puede que sea precisamente eso lo que lo hace tan especial. Esa especie de belleza sencilla. Creo que no todo el mundo la ve, y  sé que muchos lo hacen. A mí me parece que transmite mucha fuerza, y serenidad a la vez.
Es uno de los lugares a los que me gusta escapar a pensar, o a esconderme con un libro.
Lo conocí de niña, cuando iba con mis padres, cada día. Por la mañana, cuando había gente. Ahora el lazo con ese lugar se ha vuelto mucho más fuerte, y por eso lo echo de menos. Ir por la tarde, cuando ya no queda apenas nadie. Cuando el sol se esconde y los azules del cielo se funden con el propio azul del mar en el horizonte. Esos momentos de quietud en que cierras los ojos y sólo escuchas las olas romper con las piedras de la orilla. Cuando respiras ese olor a sal y no quieres mover ni un solo músculo por estropear el momento. Cuando el agua está tan transparente que no puedes dejar de mirarla. Tranquila, serena, suave. También las tardes caminando por el paseo, disfrutando del sol, patinando, buscando piedrecitas brillantes, viendo los puestecitos, viendo una película en el cine de verano, con los amigos, todos tirados en toallas y con un bocadillo como compañero. Las risas en pleno agosto, las carreras en patinete, las excursiones al faro, las cenas, los baños de medianoche…

Hay quien dirá que es una playa pequeñita, que no va nadie, que las piedras duelen en los pies, que es muy profunda. Pero es mi playa, nuestra playa. 




lunes, 28 de marzo de 2011

La banda sonora de mi vida

Me propuse hacer esto hace tiempo porque una amiga me envió algo parecido, y mira, aquí esta mi pequeña lista. Un beso ! 

Playa de la Barceloneta - Barcelona

Day 01 – Your favorite song Wonderwall - Oasis
Day 02 – A song that you use to hear when you mum cleaned up the home on Saturday mornings Chocolate Girl - Deacon Blue
Day 03 – A song that makes you happy Put Your Records On - Corinne Bailey Rae
Day 04 - A song that makes you sad In my place - Coldplay
Day 05 – A song that reminds you of someone Photograph - Nickelback
Day 06 – A song that reminds you of somewhere Paris nights/ New York mornings - Corinne Bailey Rae
Day 07 – A song that reminds you of a certain event Under pressure - Queen & David Bowie
Day 08 – A song that you know all the words to The Voice within - Christina Aguilera
Day 09 – A song that you can dance to Loca - Shakira
Day 10 – A song that makes you fall asleep As the world falls down - David Bowie
Day 11 – A song from your favorite band Llévame al baile - Pereza
Day 12 – A song from a band you hate  Barbie de extrarradio - Melendi
Day 13 – A song from one of your favorite movies Moon River - Audrey Hepburn
Day 14 – A song that no one would expect you to love Song 2 - Blur
Day 15 – A song that describes you Unwritten - Natasha Bedingfield
Day 16 – A song that you hear often at the radio Just my imagination - The Cranberries
Day 17 – A song that you used to love but now hate Walking on sunshine - Katrina and The Waves
Day 18 – A song that you wish you heard on the radio Romeo and Juliet - Matt Nathanson
Day 19 – A song from your favorite album All about you - McFly
Day 20 – A song that you listen to when you’re angry Everlong - Foo Fighters
Day 21 – A song that you listen to when you’re happy Mr. Medicine - Eliza Doolittle
Day 22 – A song that you listen to when you’re sad Pieces - Sum 41
Day 23 – A song that you want to play at your wedding  Kiss the Rain - Yiruma
Day 24 – A song that you want to play at your funeral Caresse sur l'océan - Les Choristes
Day 25 – A song that makes you laugh I can hear the bells - Nicky Blonsky (Hairspray)
Day 26 – A song that you wish you could play on an instrument Canon - Pachelbel
Day 27 – A song that you wish someone’s dedicate to you I Want you - Elvis Costello
Day 28 – A song that you like to listen while you’re walking Boston - Augustana
Day 29 – A song from your childhood Intro Dragon Ball GT
Day 30 – Your favorite song at this time this year Casey's song - City and Colour
Day 31 – A song that you like singing at the shower Dame tu aire - Alex Ubago
Day 33 – A winter song  Cigarettes - Russian Red
Day 34 – A song to rainy days Details in the fabric - Jason Mraz
Day 35 – A song to listen to when you’re studying   Always love - Nada Surf

martes, 22 de marzo de 2011

Decisión a la carta

Bueno, la entrada de hoy es un poquito especial (no es que las demás no la sean); pero es un texto que no he escrito yo, eso quería remarcarlo. Lo ha escrito una muy buena amiga mía que está tanteando estos mundillos y no se termina de decidir, así que se lo publico yo. 






Por tercera vez se repite la situación...¡Y sigue resultándome tan difícil resolverla! Al tomar una decisión, nunca sabes con certeza si será o no la correcta, si tendrá o no consecuencias que luego harán que te arrepientas. Pero bueno, la vida es así; en el momento en el que eliges el camino de la derecha, decides que te vas a perder todo lo que hay en el de la izquierda y aunque sea lo que más deseas en el mundo, no puedes quedarte parada esperando allí, debes decidir, debes experimentar.
Me escucho decir que es la tercera vez que me sucede y me siento tan novata, tan insegura, tan indecisa... No sé si quiero blanco o negro, si escuchar a mi corazón o a mi cabeza, ni si quiera sé si mi corazón y mi cabeza están seguros de saber qué quieren. Y todo se complica.
No obstante, la vida me ha enseñado, y mi carácter me dicta que soy yo la que tiene que decidir, que nada ni nadie lo puede hacer por mí porque de esa decisión dependerá que me encuentre en el camino de la derecha, perdiéndome todo lo que hay en el de la izquierda, o que suceda justamente lo contrario.
Blanco o negro, sí o no, derecha o izquierda... Las dos caras de la misma moneda, dos polos opuestos, pero a la vez tan idénticos que nunca podrán llegar a juntarse. Sigo pensando, sigo sintiendo, sigo sin esclarecer mis dudas, sigo sin tomar decisiones.
La verdad es que me da la impresión de que me queda tan bien dar consejos, y tan mal pedirlos, que las pocas veces que he acudido a las personas que quiero, contando mis problemas, se han asustado tanto de encontrar insegura a la persona que está siempre segura de todo, que ni si quiera se han atrevido a aconsejarme. Simplemente se limitan a orientarme diciéndome frases como “ haz lo que te dicte tu corazón”, “lo que tú decidas, bueno será”... Y demás tópicos que, aunque me sirven siempre, no necesito escuchar en estos momentos...Necesito algo tan simple y tan complicado como un sí o un no.
Aunque, bien es cierto, en el fondo agradezco la confianza que transmiten esas palabras, confían tanto en mí, que están seguros de que haré lo correcto. Esta sensación agridulce consigue reconfortarme.
Pero sigo pensando: ¿Qué debo hacer?¿Qué quiero hacer? Sigo sin respuesta alguna.
En fin, supongo, que por más consejos que te den, por más explicaciones diferentes que escuches, al final te encuentras tú, frente a tu vida, y la decisión depende, única y exclusivamente de ti. Tú decides.
Así que nada, habrá que limitarse, una vez más, a decidir en caliente, sin pensar, sin recaer en miradas hacia el futuro y sin intentar adivinar posibles consecuencias. Simplemente, hacer lo que te apetezca en ese instante y disfrutar de ello sin pensar en qué pasará cuando llegue el instante siguiente.



miércoles, 9 de marzo de 2011

Smile

El viento parecía susurrar que la tormenta llegaría. Pero pensó que no importaba mojarse un poco. Recogió su mochila del suelo de la entrada y se fue. Sin pensar en los nombres de los personajes, ni de su apariencia,  ni en que llevarían puesto. Todo llega. Llegó al parque tres minutos después. Libreta en mano y con el reproductor de música encendido se sentó en el césped. Cerró los ojos y se puso a pensar en cuantas cosas tenía por hacer. Cuantas cosas estaba atrasando, porque no quería llegar al final.
Y allí estaba, sin sentirse vencida, ni perdida, ni vacía.




Vuelta a empezar. Las historias llegan solas. 


martes, 15 de febrero de 2011

Sin título


Yo estaba un poco alejada cuando la vi entrar por primera vez.
Era muy pequeña, y tenía el pelo  recogido en dos coletas muy graciosas. La veía deambular por entre los estantes, observando con ojos ansiosos los lomos de los libros de colores de la sección infantil.
Había algo en sus ojos, algo especial.
Siempre llegaba a la misma hora. Sola. No era como el resto de los niños. Paseaba entre los libros hasta que encontraba uno que le llamaba la atención. Entonces, con mucho cuidado lo sacaba del estante, pasaba la mano por la cubierta y sonreía. Se sentaba en el suelo, ahí mismo, entre los estantes, y devoraba cada página como si fuera la última.
Al final nadie le decía nada, todo el mundo la conocía por allí, y ni siquiera se molestaban en llamarle la atención para que se sentara en los sillones, o fuera a las mesas. No tenía el carnet y nunca se llevó un solo libro. Pero todos los días aparecía con la misma sonrisa ausente. Sonrisa que desaparecía para dar espacio a una expresión de profundo interés y concentración. De felicidad.
Con el tiempo, vi como aquella niña iba creciendo, rápidamente pasó a la sección juvenil e incluso hacía sus visitas a los grandes clásicos de la literatura. Un poco prematura, diría yo. Pero seguí viéndola terminar en cuestión de días libros que un adulto habría tardado semanas en leer. Me intrigaba su expresión de comprensión, de intriga, de dolor, de tristeza… Todos aquellos sentimientos que afloran al leer un libro, ella pasaba por ellos. Y era increíble verlos reflejados en su cara. 

Más adelante, aprendí a distinguir qué tipo de libro leía, sus preferencias. La vi con Carrol, con Tolkien, Jane Austen, Bram Stoker, Shakespeare, Robert Louis Stevenson, Umberto Eco, Wilde, Hemingway, Dickens, Emily Brönte, Julio Verne, Flaubert, Cervantes, Dumas y tantos otros…
Su rutina no había cambiado, pero ella sí. Seguía apareciendo a la misma hora, pasaba a los estantes, cogía un libro, recorría con sus dedos las letras del título, y lo abría. Olía el papel. Y veía en ella esa sensación que aflora al empezar una historia. Como pasaba cada página, el tacto del papel en las yemas. El movimiento de sus ojos, rápido e intenso.
Sin embargo, la tímida niña de las coletas había cedido espacio a una chica alta, algo flacucha y de mirada inquieta. Sus ojos eran grandes, y su mirada franca. No hablaba mucho, pero siempre saludaba al entrar y buscaba el consejo de los demás. A veces, cuando era hora de cerrar hablábamos unos minutos sobre literatura y me pedía referencias sobre qué leer.
Un día, dejó de venir. Nunca supe su nombre.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Sonrisa nocturna

Al mirar por la ventana la sonrisa de la luna tropezó con un pensamiento torpe que escapaba de mi control. Pensaba en ti. Tú, que escapas a todo control.
Dime que abrirás los ojos, y te pasará lo mismo. Sí, sí te pasará.
Estaba escrito así en el Diario de siempre. Ese que guardabas bajo la almohada y en el que sólo escribías los días que hacía frío.  Ese que nunca me dejaste leer.
Mientras suena una de mis canciones favoritas, me retiras un mechón de la cara y,
con los ojos cerrados sonrío, porque sé que estás ahí,
y da igual si lo demás no tiene demasiado sentido.
Así que, le devuelvo agradecida la sonrisa a la luna.


jueves, 3 de febrero de 2011

¡ Que te calles !

Llueve. Oigo el sonido de las gotas sobre el alféizar de la ventana. No estoy hoy del mejor humor. ¿Nadie se ha dado cuenta? No, probablemente no. Es un grave problema de comunicación que tenemos en esta sociedad. Todos alzan la voz para ser escuchados, cada vez más alto, unos por encima de otros. Pero nadie escucha. Nadie se preocupa por cómo está el de al lado. Y pocas veces nos damos cuenta del daño que podemos llegar a hacer. Nos cuesta centrarnos en algo que no seamos nosotros mismos. Si mi vecina está mal, obviamente es porque no se siente como yo, que estoy mucho peor. Si mi primo ha roto con su novia, mi última ruptura fue mucho más traumática. ¿Has perdido el avión? Yo también y además por poquísimo, o sea que imagínate… ¿Qué rabia, eh?
¿Somos siempre así de egocéntricos, o sólo somos estúpidos a los que les gusta dramatizar?
Ah, pero espera. También está la variante del “te estoy escuchando, pero en realidad estoy en mi puñetero mundo mental”. Sí, estos que dicen cualquier cosa tipo Sí, claro, uff, que fuerte, vaya y demás generalidades. Cuesta encontrar a buenos “escuchadores”.


¡Sí, sí, estoy diciendo: “callaos y escuchadme”!

martes, 25 de enero de 2011

Die Welle

Esta semana, a pesar de todo el estrés de los exámenes y eso, me he dado pequeños lujos.
Entre ellos, he visto una película que nos recomendó uno de mis compañeros en la clase de psicología.
No sé si la habréis visto, La Ola. Si no es así, os la recomiendo.
Es increíble el poder de la mente. Increíble el poder de las palabras. Increíble el control que puede ejercer una sola persona sobre tantos. Sin maldad, con las mejores intenciones. Querer enseñar, hacer algo bueno,  algo productivo. Unir a las personas, que se sientan importantes, incluidas, que forman parte de algo. Hasta que este poder que ni pensabas que tenías te arrastra incluso a ti, te desborda. Se te va de las manos. 


Es fácil iniciar algo, pero mucho más difícil es pararlo.


Si bien la película está llena de opiniones superficiales y parches por todas partes, como la imagen de macarras estúpidos de los anarquistas, a quienes se tacha de ignorantes y descerebrados, es el experimento en sí lo que me impresiona. El hecho de que el ser humano se deje llevar con tal facilidad por las ideas de cualquier persona con dotes de liderazgo más sobresalientes. El grupo que se forma se encuentra a gusto en esta nueva alianza que ellos mismos han formado, ya que se encuentran en una crisis total de valores, de ideales, de esperanzas, sueños y metas. Algunos de ellos están desmotivados, otros se sienten solos o desatendidos, o todo lo anterior. Este proyecto les da algo a lo que aferrarse, y sin duda lo hacen, reproduciendo todas las actitudes que ellos mismos criticaban y ante las que se horrorizaban.
La humanidad puede volver a cometer los mismos errores del pasado, caer en las mismas trampas del mismo ser humano. De hecho, nos jactamos de que algo como el III Reich no podría darse de nuevo, pero nos encontramos inmersos en otros horrores, ante los que (espero) generaciones futuras (ojalá no tanto) se horroricen.  Nuestra sociedad se ha vuelto insensible ante el dolor ajeno, ante la tristeza, nos hemos vuelto egoístas y egocéntricos. No vemos porque no queremos hacerlo. Y para mí, eso es casi igual de penoso.

Aprendamos de la historia. 

viernes, 21 de enero de 2011

Lista 1.

No me gusta perder el tiempo, ni esperar. No me gustan las etiquetas, ni la hipocresía de la gente. No me gusta que me mientan, aunque pretendan protegerme. No me gusta dormir destapada, ni siquiera en verano. No me gustan las malas películas, aunque nunca me oirás quejarme al salir del cine. No me gustan las imposiciones. No me gustan las bebidas con gas. Ni la ignorancia. No me gusta el desorden, ni los prejuicios, ni la incomprensión, ni las comparaciones. No me gustan los favoritismos. No me gustan los caracoles. No me gusta llevar guantes. No me gusta pintarme las uñas de colores. No me gusta la gente que se ríe cuando hay que estar serio, ni la gente que no sabe reír ni en los momentos más graciosos. No me gustan los jerséis de cuello alto. No me gusta la falsa modestia. No me gusta el helado de chocolate. No me gustan las repeticiones. Odio dejar las cosas a medias, o no hacerlas bien. No me gusta la poesía barata. No me gusta Bob Esponja. No me gusta la parte quemada de la paella. No me gusta comer al mediodía sin los Simpsons. No me gustan las galletas Oreo. No me gustan las novelas de ciencia ficción. No me gusta el chocolate negro. No me gusta la arena. No me gusta huir. No me gustan los plátanos, ni el jamón, ni las aceitunas. No me gusta hacer faltas de ortografía. Odio hacer la cama. No me gusta descubrir que he vuelto a morder un boli. No me gusta el olor a gasolina. No me gustan las palabras complicadas. No me gusta la tensión. No me gusta leer dos veces el mismo libro. No me gusta que cambien cosas que desde un principio estaban bien. No me gusta mezclar rayas y cuadros. No me gustan las películas del Oeste. No me gusta recogerme el pelo. No me gusta complicarme, aunque lo hago constantemente. No me gusta que la gente diga que está bien cuando no lo está. No me gusta la pasta de color verde. No me gusta que me digan que es lo que no puedo hacer. No me gusta olvidar que iba a decir. No me gusta mojar el suelo al salir de la ducha.

Me gusta escuchar música en cualquier momento del día. Me gusta leer y escribir. Me gusta pasar tiempo sola, pensando. Me gusta cantar en la ducha. Me gusta lavarme los dientes. Me gusta reírme sin motivo. Me gusta recibir una carta. Me gustan los viajes. Me gusta que las sábanas estén fresquitas. Me gusta sentirme libre, independiente. Me gusta ver el mar. Me gusta el tiro con arco. Me gusta la comida china en compañía. Me gusta jugar a las películas. Me gusta hablar tras aspirar helio. Me gusta que me toquen el pelo. Me gustan las películas románticas, en esas que no puedes parar de llorar. Me gustan los cojines. Me gustan mis amigas, incluso cuando no me gusta lo que hacen. Me gusta levantarme tarde los sábados. Me gustan los cerezos en flor. Me gusta leer acostada en la cama. Me gusta el reflejo de la luna en el mar. Me gusta desayunar pronto. Me gusta estar con mi familia. Me gusta acostarme en el suelo, frente a la chimenea. Me gusta sonreír. Me gusta la gente auténtica. Me gusta caminar descalza en verano, y con calcetines en invierno. Me gusta que me miren y sonrían. Me gusta acostarme en la cama después de ducharme, enrollada en una toalla, y cerrar los ojos. Me gusta que la gente se implique y se preocupe. Me encanta la lluvia. Me gusta el otoño. Me gustan las canciones de rock antiguas. Me gusta saludar a desconocidos. Me encanta la sensación que tengo cuando despega un avión. Me gusta el sonido del mar. Prefiero el silencio a las palabras vacías. Me gusta que me abracen. Me gusta sentirme una niña pequeña. Me gustan los chicles de menta. Me gusta sentirme segura. Me gusta el olor de libro nuevo. Me gusta descubrir cosas nuevas de la gente. Me gusta que me mantengan la mirada. Me gusta la ironía. Me gusta el olor a tierra mojada. Me gusta probar cosas nuevas. Me gusta llevar la contraria. Me gusta la gente que sabe pedir perdón. Me gusta el zumo de naranja. Me gusta que el queso crujiente en los macarrones. Me gusta tener el pelo mojado. Me gustan las bromas compartidas. Me gusta pisar las hojas de los árboles en otoño. Me gusta el olor a magdalenas recién hechas. Me gusta escuchar mi respiración cuando estoy en la bañera. Me gusta comer melocotones después de salir del mar. Me gusta hacer pompas con el chicle. Me gusta encarar las cosas con franqueza, aunque me cueste. Y sobre todo, me gustan los abrigos de botones.

¿Y tú, cómo eres? Ahh, ya sé, tienes forma de signo de interrogación.


jueves, 13 de enero de 2011

Toma, taza y media

Apuuf, apuuf...

No quería empezar el año en el blog así, pero es lo que hay. Ir a la universidad tiene muchas ventajas y todo eso, sí, las tiene, y quien las niegue miente descaradamente. Pero (como no, siempre hay un pero) las semanas de exámenes no tienen compasión. En definitiva, he ido atrasando la llegada de esta entrada, porque, ilusa de mí, pensaba, que en un ratito libre u otro me vendría la inspiración y podría escribir algo decente. Pero no. Mis ratitos libres se llaman dormir por la noche.
Como decía, esta semana está siendo muuuy larga. Y lo que me queda todavía.
Lo peor es darle vueltas a los exámenes que he hecho ya y no parar de encontrar fallos por todas partes. Que ansiedad.
A pesar de todo, estoy muy agradecida por la oportunidad de estar aquí, de poder estudiar algo que me gusta, por la gente que he ido conociendo, por mis amigos que se acuerdan de mí, que me apoyan y me dan  ánimos cuando tengo ganas de tirarlo todo por la ventana.
Por mi familia, por todos los sacrificios que hacen por mi, por su cariño, por su comprensión.  También por las cosas buenas que me pasan, por haber nacido en este país (al fin y al cabo, vivimos muy bien), por tener tantas cosas por aprender, libros que leer y música que escuchar.

En fin, que una se da cuenta de que por todo lo que vale la pena, una tiene que esforzarse, aunque el camino esté lleno de piedras, de curvas y se te rompan los zapatos.