martes, 26 de octubre de 2010

Tic-tac

Suaves ecos de miradas que se encuentran en un suspiro reprimido. Susurros que se esconden entre muros huecos. Y se sostienen la mirada entre notas de una melodía de espejo. El sonido del viento sobre las hojas de un otoño tardío, del ruido de charcos pisados con botas de goma.
Y su risa, espontánea, música cristalina en un día oscuro, límpida entre los nubarrones que arrecian la lluvia, que caía sin compasión sobre sus rostros encontrados, felices, fruto de suposiciones acertadas. 
Mientras tanto, el tic-tac del reloj seguía su curso, hacia un final no escrito.

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