martes, 25 de enero de 2011

Die Welle

Esta semana, a pesar de todo el estrés de los exámenes y eso, me he dado pequeños lujos.
Entre ellos, he visto una película que nos recomendó uno de mis compañeros en la clase de psicología.
No sé si la habréis visto, La Ola. Si no es así, os la recomiendo.
Es increíble el poder de la mente. Increíble el poder de las palabras. Increíble el control que puede ejercer una sola persona sobre tantos. Sin maldad, con las mejores intenciones. Querer enseñar, hacer algo bueno,  algo productivo. Unir a las personas, que se sientan importantes, incluidas, que forman parte de algo. Hasta que este poder que ni pensabas que tenías te arrastra incluso a ti, te desborda. Se te va de las manos. 


Es fácil iniciar algo, pero mucho más difícil es pararlo.


Si bien la película está llena de opiniones superficiales y parches por todas partes, como la imagen de macarras estúpidos de los anarquistas, a quienes se tacha de ignorantes y descerebrados, es el experimento en sí lo que me impresiona. El hecho de que el ser humano se deje llevar con tal facilidad por las ideas de cualquier persona con dotes de liderazgo más sobresalientes. El grupo que se forma se encuentra a gusto en esta nueva alianza que ellos mismos han formado, ya que se encuentran en una crisis total de valores, de ideales, de esperanzas, sueños y metas. Algunos de ellos están desmotivados, otros se sienten solos o desatendidos, o todo lo anterior. Este proyecto les da algo a lo que aferrarse, y sin duda lo hacen, reproduciendo todas las actitudes que ellos mismos criticaban y ante las que se horrorizaban.
La humanidad puede volver a cometer los mismos errores del pasado, caer en las mismas trampas del mismo ser humano. De hecho, nos jactamos de que algo como el III Reich no podría darse de nuevo, pero nos encontramos inmersos en otros horrores, ante los que (espero) generaciones futuras (ojalá no tanto) se horroricen.  Nuestra sociedad se ha vuelto insensible ante el dolor ajeno, ante la tristeza, nos hemos vuelto egoístas y egocéntricos. No vemos porque no queremos hacerlo. Y para mí, eso es casi igual de penoso.

Aprendamos de la historia. 

5 comentarios:

  1. Tendré en cuenta tu recomendación ;)

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  2. Yo también he pensado muchas veces sobre ello, y más que nada, sobre la necesidad que tiene la mayoría de la gente de que alguien les guíe. Me parece que hay muchos corderos en el mundo en busca de pastor. Muy, muy interesante. Veré la película. saludos!!

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  3. Pincha aquí para descubrir el regalo que te he dejado en mi blog.

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  4. No he visto la peli, pero parece estar basada en el experimento de Milgram. Si quieres ver de que te hablo está en youtube me parece.

    Me apunto la peli ;)

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  5. Darse pequeños lujos entre exámenes mola, es bastante liberador a veces. A mí no me preguntes por qué, pero me ha dado por ver "Cuéntame cómo pasó" xD

    Sobre la peli, pues que pinta interesante. Sí es verdad que parece que estas últimas generaciones, u otras que ya estaban bien creciditas, les importa una mierda lo que no les pase a ellos. Da hasta miedo :-S

    Y bueno, yo hasta el viernes no acabo exámenes, así que me la descargaré (sí, soy un pirata del copón) para el fin de semana ^^

    Espero que haya ido todo bien, un abrazo!

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