miércoles, 9 de marzo de 2011

Smile

El viento parecía susurrar que la tormenta llegaría. Pero pensó que no importaba mojarse un poco. Recogió su mochila del suelo de la entrada y se fue. Sin pensar en los nombres de los personajes, ni de su apariencia,  ni en que llevarían puesto. Todo llega. Llegó al parque tres minutos después. Libreta en mano y con el reproductor de música encendido se sentó en el césped. Cerró los ojos y se puso a pensar en cuantas cosas tenía por hacer. Cuantas cosas estaba atrasando, porque no quería llegar al final.
Y allí estaba, sin sentirse vencida, ni perdida, ni vacía.




Vuelta a empezar. Las historias llegan solas. 


6 comentarios:

  1. Y digo yo, ¿se mojó mientras estaba tumbada en le césped? ¿O simplemente se quedó esperando a la tormenta?

    Por aquí se cantaba eso de "Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan. ¡Que sí! ¡Que no! Que caiga un chaparrón, y que rompan los cristales de la estación.", o algo así. Good old times.

    ¡Un abrazo!

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  2. Aunque llegue la tormenta, debemos afrontarla con decisión y optimismo. Porque siempre después de la tormenta llega la tempestad.

    Un beso.

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  3. Joder, Mar. Si después de una tormenta te viene una tempestad, no levantas cabeza.

    Ari, ¿qué escribes?

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  4. # Diego ! Eso lo dejo a tu imaginación ;)

    # Mar :) Como dices, con optimismo siempre ! Porque supongo que querrías decir que después de la tormenta llega la calma :P

    # Fran : Siempre tan atento, jajaja. ¿Que qué escribo? Puuf, ando falta de ideas !

    Un beso a los tres ! ^^

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  5. Es genial cuando las historias llegan solas, y nos tocan, y nos sientan en un césped a escribir...

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  6. Bonito =)
    yo he hecho eso, a veces me quemaba tanto una idea o no quería olvidarla que me h e sentado en el césped a escribir sin más =)

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