domingo, 1 de mayo de 2011

Uno de mayo

En fin, hoy es el día de la Madre. Gracioso. ¿Día de la Madre? ¿Puede haber eso realmente? Para mí, cada día es el Día de la Madre, y del Padre, y de los Hermanos, y de los Amigos (etc.) Pero bueno, como iba diciendo... Desde hace poco tiempo que me doy cuenta del gran trabajo que llega a realizar una madre, la mía en particular. Siempre la he valorado por todo lo que yo veía que hacía, que no es poco; pero desde que vivo sola comprendo de una manera más amplia y completa lo necesaria que es y cuanto la echo en falta. No sólo en lo referente a labores domésticas, que, sinceramente, no sé como a estas alturas no se ha vuelto loca, sino al apoyo que siempre he recibido por su parte. Poder volver a casa y saber que está ahí, escucharla comentar cualquier cosa con mi padre en la cocina, que me despierte tirando de la colcha de la cama, aunque lo odie. Sentarme con ella después de comer y contarle como me ha ido el día, quejarme de algún profesor o simplemente escuchar las noticias juntas. Ir en el coche, ese momento en que empiezo a hablar y lo suelto todo, sin darme apenas cuenta. Recuerdo las tardes antes de un examen, cuando me ayudaba a estudiar, o cuando cocinábamos los domingos, esa obsesión que tenía de pequeña de fregar los platos con ella en la cocina. Como me hacía comprender que no siempre lo que queremos en un determinado momento es lo que más valoraremos después de un tiempo.
Siempre he tenido una conexión especial con mi madre, creo que es la única persona que de verdad me conoce. No diré que me comprende siempre, porque no es así. Pero sabe en qué momentos necesito cariño, cuando necesito que sea menos crítica de lo que ya soy yo conmigo misma, o cuando me hace falta un buen tirón de orejas. Siempre me ha enseñado a seguir lo que pienso, a creer en mí misma y a no rendirme. Esfuerzo, tolerancia, comprensión, saber escuchar. Hay tantas cosas que he aprendido de ella a lo largo de mi vida. 
Si bien es verdad que no siempre nos llevamos bien, es porque nos parecemos demasiado y a la vez somos totalmente diferentes. Las más grandes peleas que he tenido nunca han sido con ella, pero el sentimiento de perdón y cariño que me ha devuelto después han sido proporcionales. Siento que siempre puedo contar con ella, aun cuando las cosas no van bien.  Hoy no estaré en casa, igual que los últimos ocho meses, y aunque hable con ella todos los días no siento la calidez de sus abrazos por las tardes, ni su perfume. Y la echo terriblemente de menos. 




Un gracias nunca será suficiente

3 comentarios:

  1. Has descrito a la perfección la relación que tengo con mi madre =)

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  2. Te pareces un montón a ella.

    Por cierto, ¿podrías hacer que la música que suena de fondo no se active de forma automática? Resulta pesada porque aunque está bien, la gente suele estar escuchando otro tipo de música.

    Besop!

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  3. # Txune: Así da gusto, verdad ? :)

    # Fran: Gracias por el comentario, ya llevaba tiempo pensando en hacerlo, pero no me decidía :P

    Un besoo !

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