miércoles, 6 de octubre de 2010

Seis segundos



Abrazos. Como esos que se dan por cortesía, o los fríos, o los que solo duran un segundo, o los que terminamos por incomodidad, o los de las palmaditas en la espalda,
o los que damos cuando consolamos a alguien. Los de amigos que hace tiempo que no ves, o los de tu familia, o como esos que quieren decir cosas que se sienten, o esos que te hacen sentir mejor. También están esos que te estrujan y no te dejan respirar. O los que te cogen muy fuerte y te levantan del suelo. Abrazos de bienvenida, abrazos de despedida, de felicitación, de tristeza.
Abrazos de cariño, de ternura, de confianza, de descanso, de soledad.
Abrazos para llorar libremente.
Un abrazo largo, en el que te fundes con la otra persona,
en el que te empapas de su olor, en el que cierras los ojos y no piensas,
te sientes seguro y protegido, y piensas que podrías estar así durante horas. 

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